¿Cómo cambian las organizaciones?
Las personas dentro de las organizaciones tienden a creer que su futuro depende de la estabilidad, de encajar, de no incomodar, de ser leal al sistema; y esto no es precisamente un defecto, es sentido de supervivencia. Por otro lado, las organizaciones se protegen a si mismas también y por eso premian la obediencia tanto como la iniciativa.
Los cambios no se hacen con datos, ni con presentaciones, ni de cualquier forma racional. Los cambios se hacen a través de las personas (y las personas no somos racionales). El error más común cuando queremos cambiar una organización es intentar ganar con argumentos racionales en un entorno emocional. Y peor aún: perder energía intentando convertir a quienes no quieren moverse. Cambiar una organización no se logra cambiando la burocracia, sino encontrando a los que están listos para cambiar, creando un cambio visible y después dejar que ese cambio hable por sí mismo:
Identifica a las personas que te van a dar poquita chanza, ni te desgastes en los que te digan que no funciona.
Haz el cambio con las personas que encuentres, no necesitas el permiso de todos, necesitas pequeños resultados.
Construye una historia para contar, porque nadie va a seguir un plan—vamos a seguir a una persona, a un grupo, a una emoción.
Entiende el sistema y navega el sistema, sin convertirte en un engrane más.
Es mejor ser el que tenía razón que el loco que quería cambiar las cosas y nadie lo peló.